Il nostro lettore Miguel Dominguez Lopez, tifoso del Cornellìa e del Real Madrid, ci propone un articolo in lingua spagnola in cui il Real Madrid si scopre negli Anni Trenta non essere la squadra della destra e dei franchisti. Lo sarebbe in realtà l'Atletico Aviaciòn, cioè l'Atletico Madrid. Un fatto storico di una certa importanza.
Se cumplen estos días 75 años de un hecho que
casi nadie conmemorará. El club de fútbol por el que sentiría mayor simpatía la
izquierda mundial era incautado entre el 2 y el 4 de agosto de 1936 por el
Frente Popular a petición de sus socios. La Junta Directiva fue sustituida por
un equipo presidido por Juan José Vallejo, en representación de la Federación Deportiva
Obrera.
El diario
Informaciones lo contaba como algo plenamente normal: “Un club democrático
como el Madrid, con un plantel de socios netamente republicanos de izquierda,
no podía temer nada. La Deportiva Obrera, que tiene un gran concepto de los
principios deportivos, encontró justos los razonamientos de algunos socios, y
juntos concibieron un plan que ha sido puesto en práctica y aprobado sin
excepción alguna, por todos los sectores deportivos de Madrid. Reunidos socios
del Madrid y directivos de la Federación Obrera acordaron designar un Comité
directivo que sustituya a la actual Junta directiva. El citado Comité, nombrado
ya, está integrado por dos directivos pertenecientes a la Federación Deportiva
Obrera. Uno de ellos, era Juan José Vallejo”.
No había comenzado
todavía el asedio de las tropas fascistas al Madrid del No pasarán. Durante los meses en que duró la resistencia
de la ciudad Madrid era la referencia mundial del antifascismo y ello generó
que su equipo, el Madrid CF, recibiera la simpatía de buena parte de la
izquierda mundial. Eran varios los vínculos personales, emocionales y, desde
agosto de 1936 orgánicos de aquel club de fútbol que generaban la simpatía de
la izquierda. Además del Comité recién nombrado, el anterior presidente del
Madrid CF había sido Rafael Sánchez-Guerra, político republicano que se presentó a las elecciones
municipales de 1931 bajo la coalición republicano-socialista: fue condenado
tras la derrota en la guerra a 30 años de prisión y en los 40 escapó a Francia
donde fue ministro del gobierno de la República en el exilio. Simbólicamente,
con la proclamación de la II República en 1931 el Madrid CF se quitó los rasgos
monárquicos del nombre (dejando de ser “Real”) y del escudo (retirando la
corona). Pero se hace algo más: del mismo modo que la bandera rojigualda
sustituye una de sus franjas rojas por una morada castellana creando la bandera
tricolor, el Madrid incorpora una franja morada a su escudo en 1931. Éste era
el escudo del Madrid antes del 14 de abril de 1931:
La II República ha
sido el periodo político en que más porcentaje de títulos ha ganado el Madrid
logrando dos de las cinco ligas (40%) y dos de las cinco copas (40%). Si en
algún momento histórico se puede decir que el Madrid fue el equipo del Régimen
fue en la II República dado que sus presidentes, sus símbolos incluso su
propiedad eran afines al régimen político e incluso los éxitos deportivos eran
coherentes con la afinidad entre equipo y sistema político.
Por supuesto la
dictadura de Franco hizo con el
Madrid como con todo lo que le interesaba. Si el 1º de Mayo era reconvertido en
San José Obrero y se celebraba con ejercicios gimnásticos y bailes florales,
qué no habría de hacerse con un club de fútbol de la capital del Estado. Cierto
que le costó, pues, hasta entrados los años 50 el Madrid no volvió a ganar
nada. Desde 1939 la dictadura triunfante restituyó la simbología monárquica en
el Madrid colocando una corona y llamándolo Real. Olvidaron que la franja
morada del escudo se había colocado en 1931 con el mismo origen que la franja
de la bandera tricolor republicana y se mantuvo ahí hasta el presente. Uno de
los rasgos del franquismo fue la ignorancia y, del mismo modo que sobrevivieron
calles como la del Doctor Esquerdo por desconocer que era conocido como
conspirador republicano de inicios del siglo XX, la franja morada del escudo
del Madrid se mantuvo como recuerdo del republicanismo del club.
¿Tiene todo esto
alguna importancia? Seguramente ninguna más que para la memoria nostálgica o anecdótica.
La gente de izquierdas que somos del Madrid no lo somos por motivos históricos
ni políticos: como los de derechas, lo somos porque nuestra madre era del
Madrid, o nuestro hermano mayor, porque cuando teníamos cinco años jugaba en el
Madrid tal o cual jugador con el que se le caía la baba a uno o por el motivo
irracional que sea. Sin embargo las derechas políticas han intentado apropiarse
del imaginario ideológico asociado a los clubs de referencia. En Catalunya es
obvio el intento patrimonializador por parte del nacionalismo conservador del
FC Barcelona. Lo mismo ocurre en Euskadi, donde ante cualquier proceso
electoral en el Athletic hay que preguntarse a quién apoya el PNV. Con el
Madrid ocurre lo mismo con la diferencia de que la derecha española sigue sin
querer romper drásticamente con la dictadura franquista. Ello hace que, a
diferencia de lo que ocurre con otros clubs parece que quienes somos de
izquierdas y del Madrid tratemos de no hablar de fútbol como si nuestro equipo
supusiera una contradicción ideológica. La derecha españolista ha conseguido
incorporar el madridismo a su simbología y eso no es del todo ineficaz en la
generación de hegemonías culturales como resulta evidente si miramos el caso
catalán.
Llegados a este punto
un grupo de activistas de izquierdas madridistas hemos decidido salir del
armario organizadamente. En los próximos meses iremos presentando el embrión de
una asociación con vocación de peña madridista republicana llamada La franja morada. Desde hoy hasta el próximo 7 de noviembre,
fecha en que conmemoraremos el 75 aniversario de la resistencia de Madrid al
acoso fascista iremos presentando la propuesta que ya cuenta con una treintena
de madridistas. Necesitaremos 50 personas con carné madridista (socio o
simpatizante) para solicitar formalmente la creación de la peña. Con ello
pretendemos en primer lugar pasárnoslo bien, que para eso concebimos el fútbol
como una afición sin más importancia que la lúdica. Pero también hacer un favor
a nuestro equipo ayudando a desvincularlo simbólicamente de lo más reaccionario
de nuestro espectro ideológico y recuperarlo para el pluralismo político que
reside en la afición madridista tanto como en cualquier otro espacio social.
Por supuesto pediremos un deporte coherente con los valores democráticos,
desmercantilizado, pediremos la recuperación del club para la afición y no como
instrumento de grandes fortunas.
Todo ello lo haremos
disfrutando y pasándolo bien. El fútbol es suficientemente importante como para
tomárnoslo un poco más en broma.
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